Como ocurre con todas las adicciones, sean estas psicológicas o provocadas por drogas, las mentiras de un ludópata forman parte del ciclo destructivo de la adicción.
Pero ¿esto implica que los ludópatas son manipuladores por naturaleza? La respuesta correcta es que no: lo que ocurre es que las mentiras forman parte de su estrategia de autodefensa y de ocultación o negación de su adicción.
Por qué miente un ludópata
En concreto, las mentiras de un ludópata responden a uno o varios de los siguientes factores psicológicos y emocionales:
- Negación interna: algunos ludópatas no aceptan o no comprenden bien que tienen un problema.
- Sentimientos de vergüenza o de culpa: mentir se convierte en un mecanismo de defensa para evitar juicios negativos o preocupar a quienes les rodean.
- Temor: los ludópatas conscientes de su problema tienen miedo a los conflictos personales que puedan generarse a causa de su adicción al juego.
- Mantenimiento del comportamiento adictivo: en este caso, es necesario mentir para conseguir fondos.
- Falsas creencias derivadas de la adicción: como que pronto ganarán dinero jugando, que pueden dejar de jugar cuando quieran o que pueden resolver su mala situación económica apostando.
Mentiras de un ludópata más frecuentes
Estas son las mentiras que los ludópatas repiten con mayor frecuencia en el ámbito familiar:
- «No juego todos los días» o «Solo juego de vez en cuando»
- «Hoy he ganado dinero», «Ayer gané dinero», «Esta semana he ganado dinero», etc.
- «Juego de forma controlada»
- «Solo apuesto para divertirme, no para ganar dinero»
- «No juego más» o «Ya he dejado de jugar»
Y cuando de lo que se trata es de obtener recursos económicos provenientes de personas ajenas al entorno familiar cercano, las dos falsedades más recurrentes son estas dos:
- «Estoy pasando por un mal momento económico»
- «Necesito que me prestes dinero para… «
En el último caso, el supuesto destino del dinero puede ser cualquiera, excepto el real. Por ejemplo, reparar una avería imprevista en el coche o someterse a un tratamiento dental.
Cómo afectan estas mentiras al entorno familiar
Las mentiras continuadas generan un alto desgaste emocional en las personas que más quieren a la persona que sufre ludopatía, lo que deriva en:
- Desconfianza total: las mentiras constantes provocan que los allegados duden del ludópata incluso cuando este dice la verdad,
- Sentimientos negativos hacia la persona adicta al juego: los engaños continuados generan una mezcla de rabia, decepción e impotencia ante la situación.
- Ansiedad y estrés: los familiares viven en un estado de alerta constante, por el temor a tener que enfrentarse a nuevas mentiras o a deudas económicas.
- Dolor emocional y tristeza, ante el hecho evidente de que el ludópata está arruinando su vida y la de los demás.
Las consecuencias directas son:
- Discusiones familiares y conflictos de pareja: las mentiras provocan tensiones que se acumulan y pueden derivar en peleas frecuentes y en rupturas de relaciones.
- Problemas económicos compartidos: es muy habitual que el problema del juego aboque a toda la familia a enfrentarse a serias dificultades económicas.
Cómo saber si un ludópata miente
Una persona adicta al juego puede llegar a convertirse en un auténtico experto en el “arte” del engaño. En este sentido, no existe un “manual de detección de mentiras”, pero estas son algunas señales indicativas de que la persona adicta al juego no dice la verdad:
- Proporciona versiones incongruentes o inconexas de lo que ha estado haciendo en su tiempo libre.
- Se irrita cuando se le pregunta acerca de sus gastos, horarios o actividades recreativas.
- Peticiones económicas urgentes o poco transparentes: pide dinero, pero no aclara coherentemente el motivo de su necesidad, o lo justifica con excusas repetitivas.
- Se incomoda o escabulle ante preguntas relacionadas con el dinero o el ocio, bajando la mirada, cambiando rápidamente de tema o respondiendo con vaguedades.
En el caso de que el entorno familiar ya esté muy al tanto de su problema con el juego, otro indicio claro es la afirmación por parte del adicto al juego de que ha cambiado, pero sin ningún hecho constatable que respalde tal afirmación.
Finalizamos añadiendo que lo más importante es comprender que las mentiras de un ludópata son una consecuencia directa de su adicción y que lo que la persona afectada necesita para dejar de mentir es librarse de ella.
Para ello, lo más recomendable es la intervención externa de un equipo profesional como el de Control Clinic, con amplia experiencia en el tratamiento de la adicción al juego.