La posible adicción a la dopamina es, a día de hoy, objeto de debate en el ámbito de la bioquímica. Y es que aunque está demostrado que esta sustancia interviene activamente en todos los procesos adictivos, aún no está suficientemente comprobado que sea susceptible de generar una adicción por sí misma.
La dopamina y cómo funciona en el cerebro
¿Y cómo se explica esa aparente contradicción? Para poder hacerlo, primero es preciso conocer qué es la dopamina y qué papel juega esta sustancia en el cerebro.
Dopamina: qué es exactamente esa sustancia
La dopamina es un neurotransmisor químico, perteneciente a la familia de las catecolaminas y cuya fórmula química es C₈H₁₁NO₂.
Como la definición escueta de la sustancia no le dice nada a quien no esté versado en bioquímica, aclaramos que este compuesto actúa como un mensajero químico que regula ciertas funciones cerebrales, caso del movimiento, la memoria o la percepción de las sensaciones de plenitud y de placer.
Mecanismos de actuación cerebral de la dopamina
Más concretamente, la acción cerebral de la dopamina se canaliza a través de cuatro vías dopaminérgicas:
- Vía mesocortical: relacionada con funciones cognitivas como la toma de decisiones, la concentración, la memoria y la capacidad de autocontrol.
- Vía nigroestriada: implicada en el control del movimiento corporal. De ahí su relación con afecciones que provocan falta de control del movimiento, caso de la enfermedad de Parkinson.
- Vía tuberoinfundibular: en este caso, la dopamina regula la secreción de prolactina, una hormona cuyo exceso de producción puede provocar, entre otros, trastornos menstruales, visuales y de fertilidad
. - Vía mesolímbica: esta es la vía relacionada con el sistema bioquímico cerebral de recompensa, que interviene en la percepción del placer, la motivación y el refuerzo de conductas.
De las cuatro vías de actuación señaladas, la que nos interesa es la última. ¿Por qué? Porque el consumo de drogas estimula la liberación en el cerebro de dopamina.
Y la consecuencia más inmediata y directa es que en el momento del consumo se activa el mecanismo bioquímico de recompensa cerebral.
¿El consumo de drogas puede inducir una adicción a la dopamina?
De ahí que quienes consumen drogas busquen una y otra vez, de forma inconsciente, la repetición de la sensación de recompensa. ¿Y cómo lo hacen? Consumiendo la droga que estimula la producción de dopamina.
Añadimos que, además de las drogas, existen conductas y comportamientos que también producen liberación de dopamina. Por ejemplo:
- Jugar y ganar
- Practicar sexo
- Concederse un capricho
- Comer
- Sentirse valorado
- Obtener reconocimiento social
De ahí que algunas personas desarrollen adicción psicológica al juego, al sexo, a la comida, a las compras compulsivas o las redes sociales.
En cualquiera de esos casos, la sustancia que provoca que la persona afectada tienda a repetir la conducta adictiva es ese neurotransmisor cerebral denominado dopamina.
Adicción a la dopamina por medicamentos
Además, existen medicamentos que contienen dopamina o sustancias relacionadas, caso de:
- Dopamina hidrocloruro: empleada para tratar trastornos como la hipotensión arterial o la insuficiencia cardíaca congestiva.
- Levodopa y carbidopa: principios activos empleados para el tratamiento del Parkinson. La levodopa se convierte en dopamina en el cerebro, mientras que la carbidopa ayuda a que el proceso de conversión ocurra de manera más eficiente.
- Algunas sustancias neurolépticas: por ejemplo, la risperidona y la olanzapina estimulan la liberación de dopamina.
Añadimos que no está comprobado que estos medicamentos generen adicción, siempre que se usen bajo control médico y con la dosificación recomendada.
Sin embargo, en la actualidad se investiga si su uso indebido puede alterar el equilibrio dopaminérgico del cerebro y producir, como ocurre con las drogas, tolerancia y dependencia.
Riesgos y consecuencias de la adicción a la dopamina
La adicción a actividades o a sustancias que estimulan la liberación de dopamina conlleva una alteración del mecanismo bioquímico cerebral de recompensa.
Es decir, el cerebro se acostumbra a los niveles altos de dopamina y “reclama” su elevación cuando estos descienden. De ahí que se genere una dependencia a la droga o hábito que produce esa elevación, de forma absolutamente inconsciente.
¿Y cómo experimenta el adicto esa “reclamación cerebral”? Los síntomas más comunes son:
- Necesidad compulsiva de consumir la droga o repetir la conducta asociada a la elevación de dopamina
- Irritabilidad
- Nerviosismo o ansiedad
- Dificultades para dormir
- Pérdida del autocontrol y agresividad
- Apatía
- Tristeza o depresión
Cómo superar la adicción a la dopamina
Aunque estrictamente no se pueda hablar de “adictos a la dopamina”, lo cierto es que, de alguna manera, todos los adictos a alguna droga o hábito gratificante lo son.
Por tanto, el tratamiento ha de enfocarse en las actividades o sustancias que estimulan la liberación de dopamina. El tratamiento ha de ser integral y multidisciplinario. Incluye:
- Intervención farmacológica: tanto en las adicciones a drogas como en las psicológicas puede ser preciso emplear medicamentos para estabilizar el sistema dopaminérgico y reducir los síntomas de abstinencia.
- Terapia psicológica: imprescindible en todos los casos. En concreto, la terapia cognitivo-conductual (TCC) es la más empleada y la que mayor porcentaje de éxitos ofrece.
- Formación: informar al paciente y a su familia acerca de los mecanismos cerebrales de la adicción ayuda a que estos comprendan por qué se produce esta y, por tanto, a entender las estrategias de evitación y de prevención de recaídas.
Finalmente y una vez explicado por qué la adicción a las drogas o a ciertos hábitos puede ser considerada una adicción a la dopamina, en Control Clinic nos permitimos recordar que disponemos de un equipo profesional multidisciplinar y especializado en el tratamiento integral de cualquier tipo de adicción.