Los riesgos de ser un fumador social

Los riesgos de ser un fumador social

¿Piensas que eres un fumador social? ¿Crees que ser un fumador social implica pocos riesgos para la salud? Si así es, puede que te equivoques en el primer punto y seas algo más que un fumador social. Respecto al segundo punto, no hay equivocación posible: el fumador social también corre sus riesgos.

Qué es un fumador social

Un fumador social es aquella persona que solo enciende un cigarrillo cuando se encuentra en determinadas situaciones, caracterizadas porque está interactuando con otras personas. La característica principal de un fumador social es que siempre tiene dependencia psicológica del tabaco, una dependencia que se activa en esas situaciones.

Por el contrario, la dependencia física de la nicotina puede ser baja, media o alta, dependiendo de la frecuencia con la que fume: hay fumadores sociales que fuman todos o casi todos los días, otros lo hacen solo los fines de semana y también los hay que pasan larguísimos períodos de tiempo sin fumar.

Añadimos que también existen fumadores que solo encienden el pitillo en lugares públicos, pero eso no significa necesariamente que sean fumadores sociales. Aclaremos esto último con unos ejemplos:

  • María fuma todos los días, siempre mientras charla con su amiga Natalia en la terraza de una cafetería: es fumadora social y habitual. Dado que fuma todos los días, tiene dependencia de la nicotina.
  • Silvia solo fuma los fines de semana, cuando sale a tomar unas cañas con su marido. El resto de la semana, no se acuerda del tabaco para nada. Es fumadora social habitual, con baja o nula dependencia de la nicotina.
  • Miguel nunca compra ni pide tabaco. Solo fuma si se lo ofrecen espontáneamente: es un fumador social puntual y sin dependencia de la nicotina.
  • Ana solo fuma en bodas, bautizos y cumpleaños: como en el caso anterior, es una fumadora social ocasional y sin dependencia de la nicotina.
  • Juan solo fuma dos cigarrillos diarios. Lo hace sentado en la terraza de un bar, mientras lee el periódico en solitario y apura un vino: no es un fumador social, sino un fumador habitual con cierta dependencia de la nicotina.

¿Es igual de nocivo que ser un fumador habitual?

La respuesta correcta es que ser un fumador social es malo para la salud, pero con ciertas matizaciones. De hecho, los riesgos para la salud a los que se enfrentan los fumadores sociales, salvo los que lo hacen de forma muy esporádica, son los mismos que los de quienes fuman asiduamente.

La probabilidad de que terminen desarrollando algunas de las afecciones típicamente tabáquicas está directamente relacionada con la frecuencia de consumo: las estadísticas médicas confirman que, a mayor consumo de tabaco, mayor es la prevalencia de enfermedades relacionadas.

Cuáles son los riesgos de ser fumador social

Concretamente, todos los asociados al consumo de tabaco, sin exceptuar ninguno:

  • Enfermedades pulmonares: los fumadores tienen más probabilidades de contraer una enfermedad pulmonar que los no fumadores.
  • Cáncer: el riesgo de contraer cáncer de pulmón es más elevado en los fumadores, sean sociales o no, que en quienes no fuman. Lo mismo ocurre con los tumores bucales, linguales, laríngeos y esofágicos.
  • Enfermedades cardiovasculares: el tabaquismo incrementa el riesgo de padecer enfermedades cardíacas, hipertensión y trastornos de la circulación.

En el caso particular de las mujeres embarazadas que son fumadoras sociales, tienen que tener muy claro que los médicos insisten en que no debe fumarse ni un solo cigarrillo durante el período de gestación

Cómo dejar de ser un fumador social

Si realmente eres un fumador social, la buena noticia es que tu dependencia física de la nicotina es nula o baja, salvo en el caso de que fumes todos los días. Eso allana bastante el camino. Ahora bien, ten claro que la solución definitiva no pasa por evitar las situaciones de riesgo. Esa estrategia no funciona, ni siquiera a corto plazo. No puedes renunciar a tu vida social por temor a terminar encendiendo uno o varios cigarrillos.

Lo que sí tienes que hacer es concienciarte de que no debes fumar el primer cigarrillo, sea cual sea la situación social en la que te encuentres. Sin embargo, todos los expertos en tabaquismo coinciden en que no es nada fácil hacerlo solo.

Si eres incapaz de dejar de fumar, sean cuales sean las circunstancias en que lo haces, en Control Clinic disponemos de un eficaz programa de deshabituación tabáquica, supervisado por un psicólogo especializado.

Y si detectamos que, además de dependencia psicológica, también tienes dependencia física de la nicotina, podemos ayudarte con medicamentos para que superes sin problemas el síndrome de abstinencia. Algo que puede ser definitivo para que dejes de ser fumador social o habitual.

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